DECLARACIÓN SOBRE LA VIOLENCIA POLICIAL

Con indignación y solidaridad, ofrecemos la Declaración de Sins Invalid sobre la violencia policial, publicada originalmente el 4 de septiembre de 2014 para coincidir con el mitin y demostración de ruido Stop Urban Shield (Alto al Escudo Urbano) en Oakland, CA. Luego se publicó nuevamente en diciembre de 2015 cuando Mario Woods, un joven negro discapacitado, fue disparado más de veinte veces por la policía de San Francisco mientras se alejaba caminando lentamente. Con horror y tristeza, la actualizamos y volvimos a publicar en junio de 2017 después de la muerte de Charleena Lyles, una madre negra embarazada con una discapacidad de salud mental, quien fue asesinada por la policía de Seattle en su propia casa después de llamar para denunciar un robo. Charleena fue asesinada frente a sus hijes, une de les cuales tiene síndrome de Down.

Sins Invalid es un proyecto de performance basado en la justicia de discapacidad que se centra en artistas racializades con discapacidades y artistas cuir/de género no conforme con discapacidades. Nuestro trabajo celebra la humanidad encarnada de las personas discapacitadas y entendemos que todos los cuerpos viven en una multitud de contextos sociales, políticos, económicos y culturales muy reales. 

Como organización liderada por personas discapacitadas racializadas y personas con discapacidades cuir/de género no conforme, vivimos con altos índices de violencia estatal, desde la institucionalización forzada hasta la brutalidad policial continua y el asesinato de personas discapacitadas negras y de otras comunidades racializadas. 

Somos testigues del horror de un estrangulamiento mortal aplicado a Eric Garner, un hombre negro con múltiples discapacidades, por parte de la policía de Nueva York. Nuestros corazones se rompen por Kayla Moore, una mujer trans esquizofrénica negra y gorda que murió asfixiada por la policía en su casa en Berkeley, después de que sus amistades llamaron al 911 para pedir ayuda. (Al igual que Eric Garner, les asesines de Kayla intentaron culpar su muerte a la "obesidad"). Estamos indignades por la muerte bajo custodia de Sarah Lee Circle Bear, madre Lakota de dos hijes de 24 años, a quien se le negó atención médica; sus últimas palabras fueron "No estoy fingiendo". Abrazamos los recuerdos de Victoria Arellano, una mujer trans latinx subdocumentada, y Johana Medina, una mujer trans latinx que buscaba asilo, quienes vivían con SIDA y murieron en las instalaciones de ICE como resultado de que se les negó atención médica. Sentimos devastación con la familia de Natasha McKenna, quien gritó "¡Me prometiste que no me matarías!" justo antes de que media docena de guardias le asesinaran con una pistola eléctrica en una cárcel de Virginia. Apoyamos a Lashonn White, una mujer negra sorda cuir que corría hacia la policía en busca de seguridad y, en cambio, la policía le sometió a una pistola eléctrica y la encarceló durante tres días sin acceso a une intérprete. Y abrazamos a los sobrevivientes Andre Thompson y Bryson Chaplin, dos hermanos negros que ahora tienen discapacidades permanentes porque un oficial de policía blanco racista en Olympia, WA, les disparó varias veces a cada uno por intentar robar un paquete de doce cervezas. 

Sabemos que las fuerzas policiales modernas son descendientes directas de las "patrullas de esclaves" creadas para vigilar y controlar los cuerpos y el trabajo de las personas africanas esclavizadas y reprimir violentamente su resistencia a la esclavitud. Reconocemos que las personas negras, indígenas y de otras comunidades racializadas  con discapacidades están canalizadas desde la “educación especial” hasta el encarcelamiento de una forma u otra, y que más policías en las escuelas significa más terror policial, especialmente para les jóvenes discapacitades. Reconocemos que las personas nativas de esta tierra se encuentran entre los principales objetivos para experimentar el terror policial y que el número terriblemente alto de personas indígenas desaparecidas y asesinadas es una forma de violencia estatal. 

Sabemos por experiencia que las personas discapacitadas que son autistas, S/sordas, que viven con impedimentos de salud mental o cognitivos, epilepsia o trastornos del movimiento, corren el mayor riesgo de ser agredidas por la policía, y que esto se agrava profundamente cuando estamos aún más marginades por la falta de vivienda, la violencia contra las personas trans y la supremacía blanca. No vemos el entrenamiento como una solución viable, ya que deja intacta la creencia fundamental de la policía de que su propósito es “controlar la situación”. Como personas con discapacidades, nuestros cuerpos y mentes no son controlables y no siempre pueden cumplir, esto debe entenderse. Nuestros cuerpos y mentes no son criminales. Somos úniques y celebramos nuestras complejidades. 

Nos oponemos firmemente a Urban Shield y a todos los programas que buscan militarizar los departamentos de policía a través del entrenamiento paramilitar y equipo militar, ya que sirven para deshumanizar aún más a las comunidades racializadas y las comunidades pobres y de clase trabajadora como "enemigues doméstiques". El aumento de la militarización de la policía conduce directamente a un aumento de la violencia policial, en particular contra las personas discapacitadas racializadas. 

Nos lamentamos que las personas con discapacidades hayan sido ignoradas y descartadas en gran medida como líderes clave en la resistencia a la violencia estatal por parte de la izquierda estadounidense, silenciando nuestras historias y manteniendo barreras para un frente unido.

Es dentro del contexto de la justicia de discapacidad que exigimos que se elimine ICE (Servicio de Inmigración y Control de Aduanas). Ningún grado de reforma puede humanizar a una agencia diseñada para criminalizar a las personas migrantes, negar su humanidad y sacar provecho de su detención y sufrimiento. Es dentro del contexto de la justicia de discapacidad que pedimos el fin del Complejo industrial de prisiones, incluida la vigilancia policial, la vigilancia y el encarcelamiento. Es dentro del contexto de la justicia de discapacidad que nos alineamos con la justicia transformativa, una visión y una práctica emergente que busca abordar la violencia haciendo que las personas rindan cuentas dentro de nuestras comunidades y devolviendo el poder a las manos de las personas más afectadas.